Cuando hablamos de sostenibilidad ambiental, nos referimos al equilibrio entre en progreso social, económico y medioambiental, sin comprometer la posibilidad de que las futuras generaciones puedan hacer lo mismo.

Es decir, desarrollar y aumentar el bienestar general, sin poner en riesgo el futuro. No sólo se trata de no agotar los recursos naturales, también de no hacer peligrar el medio ambiente.

El progreso de la sociedad actual no puede ser a costa de dejar al futuro una atmósfera irrespirable, problemas de salud o un planeta contaminado. Otro gran eje de la es el uso de tecnologías que, además de renovables, sean limpias.

También implica un consumo responsable (tanto de energía, como de productos) y un reciclaje de los residuos por parte de todos los ciudadanos.

Para calcular la sostenibilidad ambiental, el principio rector es el estado del planeta a futuro, medido en períodos predeterminados de años (un lustro, una década, un siglo, un milenio). Muchos de los proyectos en los que se basa la sostenibilidad ambiental implicarán, por ejemplo, la replantación de bosques, la preservación de humedales y la protección de áreas naturales.